Sé que el mes de vacaciones suele ser Agosto, no Julio, pero en este blog las cosas son diferentes jajaja. Ahora en serio, el hueco en los post de Julio fue por cosas fuera de internet que me impidieron centrarme tanto como hubiera querido en este nuestro rincón de internet. Pero vuelvo recargada, con más pilas y con más ganas.
Y vamos a recordar primero el tema de la entrada sobre worldbuilding anterior: la historia. En ese post hablábamos de la historia, como los conflictos y sucesos del pasado moldean el mundo que habitan tus personajes.
El tema de hoy son los diversos sistemas de gobierno que puede regir tu mundo y a sus habitantes. En muchos géneros esto no afectará en gran medida a tus personajes, pero para otros será vital desarrollar un buen sistema de gobiernos, pues esto podría generar los conflictos principales de la trama. ¿En una novela romántica será muy diferente la relación entre personajes si viven en una monarquía o en un sistema parlamentario? Probablemente no (aunque puedo pensar en algunos casos interesantes en los que sí). ¿En una distopía se notará la diferencia entre un gobierno dictatorial o una IA que lo maneja todo? Pondría la mano en el fuego a que la trama sería diferente en un caso o en el otro.
¿Afecta la historia a mi sistema de gobierno?
Si. Y viceversa, tu sistema de gobierno podrá afectar la historia futura de tu mundo. Los ataques (militares, económicos, políticos) de diversas naciones extranjeras pueden haber reducido el gobierno de tu país a un manojo de condes con mucho poder y un rey títere del país vecino. O empujar a dicho rey a militarizar a su nación y promover una política expansionista, y con el tiempo haber convertido un pequeño país en un imperio. Una revolución social puede haber eliminado a la clase noble y haberle dado el poder a la clase burguesa. Un desastre natural a gran escala puede haber destruido todo rasgo de la civilización, hundiendo a tus pobladores en un estado semi-anárquico.
La historia promueve los cambios, y en numerosas ocasiones también crean un efecto péndulo. ¿A qué me refiero con esto? En ocasiones, cuando una sociedad se ve empujada a demasiados cambios demasiado rápido, diversos factores intentarán equilibrar esos cambios, imponiendo un estancamiento. Esto puede ser social, económico, político, religioso, incluso artístico. Pero una sociedad que se queda estática es irreal, y pronto surgirán roces, problemas, conflictos internos o externos. Y eso estallará, de una forma más o menos pacífica, en una nueva revolución que acelerará los cambios. Y vuelta a empezar.
Bueno, ¿y qué sistemas de gobierno hay?
Muchos, así que para aclararnos vamos a ordenarlos por orden alfabético. Además, para que la entrada de hoy no se haga demasiado larga, vamos a limitarnos a 9. Quizá más adelante escriba otro para añadir otros sistemas de gobierno.
Anarquía
Por lo general es un sistema de (des)gobierno con un claro origen revolucionario, o bien utópico. Etimológicamente es autoexplicativo: prefijo an-, significando «sin», y la raíz arkhe, «poder» o «mandato». Se caracteriza por la falta del reconocimiento de una autoridad, y por lo general se asocia al caos y el descontrol derivado de ello. En su vertiente más utópica también se puede asociar a una fuerte participación ciudadana y asamblearia.
En literatura la anarquía provee al escritor de un potente marco para criticar al gobierno anterior, y mostrar la crudeza, o la solidaridad, de los personajes, sean estos principales, secundarios o extras. Por otra parte, el estado anárquico puede surgir precisamente como fruto de las acciones de nuestros personajes, o de su inacción.
Comunismo
Otro sistema de gobierno de corte revolucionario y/o utópico. Sobre el papel el comunismo aspira a un estado sin estado, en el cual los medios de producción sean comunitarios y la gestión de las materias primas, las tierras y los bienes de producción sean públicos. El comunismo aspira a eliminar las diferencias de clase de los habitantes. Se pretende lograr esto mediante un breve periodo de organización del estado revolucionario. En la práctica, ningún estado que lo haya intentado ha pasado del primer estadio, la del estado organizador.
Como escritoras esto nos abre muchas posibilidades. Por un lado, ocurre igual que con el anarquismo. Podemos partir de la base de un estado comunista (utópico o fallido), y los conflictos que esto le supone a nuestros personajes, o llegar al comunismo como punto culminante de la trama. Y en cualquiera de los dos casos, se abre la pregunta: ¿será nuestro estado comunista uno ciertamente utópico, donde se logra dejar atrás al estado organizador y da paso a una sociedad utópica donde los bienes se comparten sin conflictos? ¿O por el contrario, está ese gobierno abocado al desastre fruto de las corrupciones internas y los ataques externos?
Democracia
Este tipo de gobierno se caracteriza por la capacidad de los ciudadanos de un estado de votar a sus gobernantes, así como a sus representantes locales. La atribución de “ciudadano” puede variar, sin embargo. Sin ir más lejos, en la cuna de la democracia, Atenas, las mujeres, los esclavos o los extranjeros (o más bien, quien no tuviera ascendientes atenienses) no eran ciudadanos. Otro ejemplo: Las mujeres no pudieron votar en los estados modernos hasta bien entrado el siglo XX, en la mayoría de los casos.
Hay diversos tipos de democracia:
-Representativa: Propia de la mayoría de los estados grandes, los ciudadanos eligen a sus representantes frente al gobierno.
-Directa: Democracia pura, al estilo ateniense. Las decisiones se toman en asamblea, con cada ciudadano teniendo derecho de hacer valer su voto directamente, sin representantes.
-Participativa: Una variante híbrida entre las dos anteriores. Los ciudadanos eligen a un representante, pero también cuentan con mecanismos de decisión directa: referendums, plebiscito, iniciativas populares, etc.
En literatura la democracia provee pocas tramas revolucionarias, pero sí un marco estable para una historia que se centre más en los personajes y sus aventuras alejadas de la política, el gobierno y similares. Al fin y al cabo, es el sistema con el que los lectores y escritores están más familiarizados.
Dictadura
Las dictaduras son un tipo de gobierno autoritario. El poder lo ostenta un solo líder, o un grupo muy pequeño de estos. Así mismo, suelen caracterizarse por un gran culto a la personalidad. En un estado dictatorial se suprime la libertad de expresión, sustituida por la propaganda.
Hay diversas formas de dictadura:
-Militar
-De partido único
-Personalista
-Monárquica
-Hibrida
Igual que la anarquía y el comunismo, una dictadura provee de un contexto muy interesante para diversas narrativas. Por no hablar del potencial de combinarlas, ya sea como complementarias (una dictadura comunista) o como bandos enfrentados (una revolución anarquista en el seno de una cruenta dictadura).
Monarquía
La monarquía se caracteriza porque el gobierno está en manos de una sola persona, por normal general el heredero de la familia gobernante. El poder de dicha persona, o de dicha familia, reside bien en el mandato divino, bien en la tradición, o en algún suceso particularmente notable protagonizado por un ancestro de la familia real.
El sistema de gobierno más común en las obras de fantasía, es también un sistema muy versátil, aunque no lo parezca. La monarquía puede ser hereditaria, como estamos más familiarizados, o por elección de algún grupo de élite (al estilo espartano, o el inicio de la Antigua Roma). Puede ser patriarcal, matriarcal o en un régimen del hijo más apto, no de primogenitura. Por otro lado, el poder del monarca puede ser absoluto o, siguiendo el ejemplo de varios estados actuales, ser una monarquía constitucional.
Igual que ocurre con el sistema democrático, la monarquía es bastante familiar para lectores y escritores, especialmente en los géneros fantásticos. Y provee de un marco igual o más amplio para las obras que lo usen. Por un lado, las aventuras de los personajes pueden desvincularse totalmente del sistema de gobierno, más allá del contexto propuesto. Por otro lado, deponer o promover un monarca también son tramas con gran potencial (como varias obras más o menos recientes han demostrado).
Oligarquía
En una oligarquía el gobierno está en manos de un grupo reducido de personas. También vista como la forma degenerada de la aristocracia, las cualidades que deben cumplir las personas del grupo dominante pueden variar: riqueza, herencia, raza, etc. Los oligarcas controlan la sociedad, la política, la economía del estado, y al mismo tiempo no se verán afectados por las normas que impongan.
Las oligarquías no son ajenas a la fantasía, y desde luego, aún menos a la ciencia ficción. Proveen un gran potencial para un contexto distópico y opresivo.
República
La república y la democracia, si bien coinciden en su característica base (esto es, un sistema de gobierno ejercido mediante el voto de la población, por lo general mediante representantes ante el gobierno), tienen sus diferencias. La principal es la existencia de una constitución, que limita la capacidad de los votantes, los representantes y del propio gobierno a la hora de promover o votar leyes que atenten contra los derechos reconocidos en dicha constitución. Aun así este límite se difumina en la mayoría de los estados modernos, pues se definan como republicas o como democracias, la mayoría poseen una constitución.
Teocracia
En una teocracia los gobernantes o administradores del gobierno coinciden con los líderes de la religión dominante, y todas sus políticas están muy influenciadas por dicha religión y sus mandamientos. Es frecuente la obligación de culto a la deidad o deidades del estado, y tampoco sería raro la existencia de un castigo por profesar otra religión.
Las teocracias pueden hibridarse con otros tipos de gobierno, permitiéndole cierta libertad al escritor.
Así mismo, y según la naturaleza de la religión imperante, el contexto será más o menos positivo. Esto provee, nuevamente, un amplio rango de contextos. Fantasía, distopías, space opera, fantasía urbana, etc.
Totalitarismo
Muy similar a una dictadura, el totalitarismo es un sistema de gobierno que no tiene límites a la hora de controlar cualquier aspecto de la vida de sus ciudadanos, público o privado. El poder del estado puede recaer en una facción, clase o partido político. El gobierno, así mismo, cuenta con un gran componente ideológico. El control se obtiene mediante una vigilancia y control constantes, y la aplicación de medidas represivas más o menos agresivas.
De nuevo provee un marco con un gran potencial, similares a los de la dictadura o el comunismo.
Como vemos, hay un número generoso de sistemas de gobierno (y los que faltan). Además, algunos de ellos no son excluyentes entre sí (una república democrática, una dictadura teocrática, etc.). Os invito a que le deis una vuelta al sistema político de vuestro mundo y os preguntéis cómo afectaría a la trama si los gobernantes cambiaran. ¡Y nos vemos el próximo mes!
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