La geografía y el clima son dos temas muy relacionados entre ellos, y es difícil decidir cuál de ellos es más importante, y por lo tanto, con cual empezar. Finalmente me he decidido por el clima, pero son dos asuntos que conviene tratar a la vez, por la fuerte interrelación entre ellos.
En post anteriores hemos tratado el lugar que nuestro planeta ocupa en el espacio, y también su origen, ya sea mágico, puramente físico o una mezcla de ambos. Ambas cosas pueden afectar el clima del planeta que estamos construyendo, diferenciándolo de nuestro mundo en la misma proporción en la que su entorno se diferencia. Pero vamos a tratar las bases, y desde allí podremos ajustar las cosas al tipo de mundo que vayamos creando.
Climas, en plural
En nuestro planeta no hay un solo tipo de clima. Es muy fácil dejarse llevar por la pereza y construir un planeta mono-clima (si, Star Wars, te miro a ti), pero si vas a hacerlo, nunca está demás una explicación. El planeta Tierra tiene una gran variedad de climas (polar, templada, tropical, etc.) y subclimas. Estos varían según la latitud, la cercanía a zonas montañosas, al mar… Hay una gran variedad de factores que afectan al comportamiento del clima.
No tienes que convertirte en un experto en climatología (a menos que se acerque una tormenta y estés en Twitter) para escribir tu novela. Pero tener una idea básica sobre ello te ayudará a darle un poco más de profundidad a tu novela si, por ejemplo, tu personaje viaja a diferentes sitios. Incluso si permanece en la misma zona, entender el clima te proporcionará ciertos detalles que le darán un poco más de profundidad que un cielo permanentemente soleado.
En este video y este otro Artifexian explica con todo lujo de detalles los climas y su interacción con la geografía. Para resumir un poco, para los que no saben inglés y porque en este blog nos gusta mantener las cosas un poco más simples aquí dejo una tabla con los diversos tipos de climas según latitudes y geografía.
Diversidad
En la Tierra la rotación y la traslación del planeta, incluso su eje, marca el clima y su diversidad. Por lo tanto, un cambio significativo en esos factores, o en otros tantos (por ejemplo, una estrella de diferente tamaño o un número diferente de estrellas), afectará directamente al clima. Por eso es importante saber la situación de tu planeta en el espacio.
Si tu planeta gira en sentido contrario, las corrientes de aire serán diferentes. O quizá tu planeta siempre le muestra la misma cara a la estrella.
Por supuesto, si tu historia transcurre en una nave espacial o cualquier variable de hábitat artificial, con toda probabilidad el clima estará regulado. Pero si intenta imitar un espacio natural, ¿se pueden programar diversas condiciones atmosféricas? Eso le daría un detalle interesante al hábitat, especialmente si es una historia que refleje las bondades del avance tecnológico.
Juega con los detalles y explora el mundo que estás creando, tratando de verlo desde los ojos de tus personajes.
Sé que unos párrafos más arriba he dicho que los planetas mono-clima son un símbolo de pereza, no siempre es el caso. Arrakis, en la novela Dune, de Frank Herbert, es un ejemplo de ello. Y también es un ejemplo perfecto de cómo la cultura, la economía y en general todo el modo de vida de sus habitantes se ve afectado por un patrón climático específico.
Clima y magia
La magia, en muchas ocasiones, se define como la capacidad para entender las leyes naturales y doblegarlas a la voluntad del taumaturgo. En otras, la magia es la energía que mueve el mundo, y en sitios específicos brota de las entrañas del planeta en un estado salvaje. En cualquiera de las definiciones, la magia tiene la capacidad para afectar al mundo, y por lo tanto al clima.
Por supuesto, cómo afecta la magia a la climatología depende en cierta medida de tu sistema de magia, y también un poco de la cosmogonía, como hablábamos en el post correspondiente.
Por un lado, las deidades (ya sean estas globales o locales, menores o mayores) que existan en tu mundo, si lo hacen, ¿tienen la capacidad de afectar al clima, ya sea temporalmente o a largo plazo?
¿Y qué hay de tus magos, o seres con acceso a la magia elemental? Es común ver en ficción a personajes con poderes sobre un cierto elemento desencadenarlo de acuerdo a sus emociones (Thor o Pepa, hermanos de tormenta), de forma temporal y espontánea. No parecen afectar al patrón climático de su planeta, sin embargo. ¿Tu sistema de magia permite invocar una lluvia primaveral, y si es el caso, tiene efectos a largo plazo sobre el clima general? ¿Cuál es el costo por jugar con la naturaleza, si es que lo hay?
Ah, ¿y recuerdas la magia salvaje? Quizá esas explosiones de magia sin controlar puedan provocar cambios en el clima de un planeta, alterar sus patrones. ¡Siempre es un buen día para un huracán mágico!
Trajes de conservación de la humedad… Y bikinis metálicos
Lo sé, lo sé, ya he usado ambos ejemplos. ¡Pero es que son unos grandes ejemplos! Los bikinis metálicos son resultones (como décadas de Leias esclavas en eventos lo han demostrado) y sexys. Pero también incómodos. Es decir, están hechos de metal. Cualquiera que haya llevado sujetador puede afirmar que imaginarse que además está hecho de metal es desagradable en el mejor de los casos. Además, el metal, el calor y la piel humana no son grandes amigos. De hecho, la piel y el sol durante mucho tiempo (ni poco, si eres como yo) tampoco lo son. Y esa combinacion de factores convierte el bikini metalico en un aparato de tortura en un ambiente como el de Tatooine.
Por otra parte, los trajes que capturan la humedad (y el tubito de la nariz) son bastante menos reveladores e infinitamente más prácticos. No solo protegen del sol, y de la arena. Además aportan otra utilidad en un planeta que carece de agua: capta la humedad del cuerpo y la recicla para el consumo de su usuario. No suena especialmente apetecible, pero las quemaduras y rozaduras de un bikini metálico tampoco.
Estos ejemplos son muy extremos, igual que los planetas en los que se ubican. Pero son perfectos para explicar este punto. El clima (y otros factores, como la religión, la economía o las posiciones políticas) afectan a la vestimenta, las costumbres y la cultura de una civilización. En un clima frío, con una parte del año con largas noches, la llegada del sol será motivo de grandes festejos. En un planeta acostumbrado a tormentas que duran días o semanas, por ejemplo, es bastante probable que sus habitantes construyan grandes complejos habitacionales, en lugar de casas individuales separadas por espacios al aire libre.
Por poner otro ejemplo de ficción, ahí está Avatar The Last Airbender. Las diversas tribus viven en diferentes zonas climáticas, y eso se refleja en su vestimenta y en sus costumbres. Sin meternos en su sistema de magia, se puede reconocer a un miembro de cada tribu a simple vista. Y esas diferencias están marcadas por el ambiente en el que se han desarrollado.
Todo lo que acabo de escribir aplica para humanos y no humanos por igual, con una diferencia. O más bien, muchas diferencias, anatómicas y evolutivas. Si tu planeta tiene diferentes criaturas, podemos asumir que esas criaturas podrían estar adaptadas al medio. No es lo mismo vivir en Jotunheim como un humano, que hacerlo como un jotun. Si tu raza es resistente a lo que para un humano sería un medio hostil, su ropa no tiene porqué adaptarse a lo que nosotros consideramos apto para dicho medio.
Si, eso significa que podrías ponerle bikinis metálicos a tus moradores del desierto.
Realismo y otros mitos
Intentar crear un mundo verosímil no tiene que ver con apegarse a la realidad que conocemos. Más bien consiste en otorgarle el detalle necesario para convertir ese escenario de teatro pintado en un verdadero mundo que el personaje recorre. En que el lector, jugador o espectador de tu obra sea capaz de sentir el mundo que le estás mostrando.
El realismo, cuando se trata de la fantasía, está en los detalles. En las pequeñas cosas con las que nos sentimos identificados, incluso en un mundo con dragones y magos.
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