El medallón de la luna, de Alba G. Callejas
Selecta
ISBN: 978-8419114426
Páginas: 332
Tapa blanda / Ebook
Nota: 5/5
Sinopsis: «De nuevo, otro ciclo, otro año… y todo seguía igual en Revandar.
Bueno, no exactamente igual.»
Revandar lleva años invariable. Un pueblito tranquilo de gentes tranquilas, sin sobresaltos. Hace mucho que la magia y las intrigas han desaparecido. Las gentes de la aldea viven tiempos felices en los verdes prados y suaves colinas del valle que es su hogar.
Para Belania, su mundo es encantador… aunque se complica a medida que crece. Cada vez tiene más responsabilidades en la granja de sus padres y menos tiempo para aferrarse a los juegos de infancia y a sus amigos de siempre. Lo único que permanece igual es su amistad con los jóvenes del pueblo, sobre todo con su mejor amiga, Aleanna. Y sin embargo, cuando esta se marcha a la ciudad, dejándola solo con un colgante de recuerdo, todo su mundo se tambalea.
Y Conrado está ahí para estabilizarla, con sus ojos amables y sus manos firmes, sus palabras cálidas y su sonrisa, que hace que el corazón le revolotee en el pecho. Hasta que durante ese plenilunio ese colgante se ilumina.
Un corazón dividido. Una amistad inquebrantable… y el brillo de una amatista.
Cuando se separaron y volvieron a mirarse a los ojos, ambas tenían la misma expresión de anhelo, aderezado con una pizca de sorpresa.
Volvemos con otra novela de Alba G. Callejas, esta vez una del año 2021. Es muy diferente a Del lado de la Rebelión, pero al mismo tiempo, tiene todas esas cosas que hicieron que disfrutara tanto de la obra editada por Akane.
En El medallón de la luna viajamos a Revandar, donde conocemos a Belania, una campesina, y a Aleanna, una aprendiz de orfebre. La época no se determina con claridad, aunque no es difícil deducir que se trata de un mundo medieval. O pseudo medieval, mejor dicho, pues no parece haber el machismo imperante en otras novelas ambientadas en esta época. Aleanna aprende orfebrería de su padre, que no tiene ningún problema en enseñarle a su hija el oficio. Tampoco nadie parece tener problemas porque Belania usa pantalones para su trabajo en la granja. Hay más detalles como ese a lo largo de la novela, donde queda claro que los habitantes de este mundo tienen problemas con algunas cosas, pero no con el machismo. Sobra decir que me encanta, porque ya bastantes novelas donde el machismo impera hay por allí.
Como decía, conocemos a Aleanna y Belania, y vemos el tipo de relación entre ellas, y con el resto de jóvenes en el pueblo. La novela se toma su tiempo en mostrarte a los personajes, en permitirte conocerlos y ahondar en sus sentimientos. Los personajes principales, Aleanna, Belania y Conrado son bastante completos, con sus preocupaciones, sus logros y también sus defectos. Los personajes secundarios (los amigos de Revandar, los padres de los protagonistas, etc.) son más planos, y aunque no es en ningún caso contraproducente para la novela, si es algo en lo que Alba ha mejorado entre esta novela y Del lado de la Rebelión.
Los momentos tristes (hay unos cuantos, si) te dejan con lágrimas en los ojos y el corazón en un puño. Y es que para cuando llegan quieres tanto a ambas partes del conflicto que no puedes posicionarte ni de un lado ni del otro. Y las resoluciones son igual o más emotivas que el conflicto. Alba tiene una facilidad casi mágica (badum tss) a la hora de transmitir las emociones de los personajes. Y como prueba de ello, solo puedo pensar en ese capítulo de Aleanna trabajando y dándome ganas de buscarme un gremio de orfebrería para meterme de aprendiz.
La novela se desarrolla con suavidad, sin ninguna necesidad de apurar los eventos, permitiéndonos acompañar a los personajes en sus días. Y creo que es una muy buena decisión, pues un ritmo más apurado podría haber afectado a la forma en que Belania reflexiona sobre sus sentimientos y nos permite entenderlos. Incluso cuando el conflicto principal llega, el sentimiento de urgencia se transmite perfectamente sin obviar los pensamientos de los personajes.
Ojo cuando digo que tiene un ritmo tranquilo. No quiero decir que sea lenta. El medallón de la luna se lee con una facilidad asombrosa, sin llegar a ser pesado o cansino en ningún momento. Lo que quiero decir es que no apura los eventos para crear un falso sentimiento de urgencia. Se toma su tiempo para permitir que los personajes se expresen a sí mismos antes de avanzar en la trama.
El resultado es una novela muy tierna, muy dulce, que permite una conexión especial con los personajes. Y con un final igual de bonito que el resto de la novela, lleno de encuentros, reencuentros, amor y magia.
Y hablando de magia, la novela está marcada por ella, y al mismo tiempo, no tiene una presencia muy fuerte. No se explica a detalle cómo funciona, pero de nuevo, esto no afecta a la trama. ¿Me gustaría saber más? Pues si, no voy a engañar a nadie diciendo lo contrario. Pero es mi worldbuilder interior la que tiene curiosidad, y como lectora no me afecta demasiado saber los complejos mecanismos de la magia.
En definitiva, El medallón de la luna es una novela perfecta para acompañar con un té negro y un bizcocho de calabaza o zanahorias, perfecta para las tardes que otoño que se acercan. También es perfecta para leérselo a la persona o personas con las que compartirías un rincón separado del mundo.
Y sobre todo, para votarla en los Premios Ignotus, organizados por Pórtico, la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. El medallón de la luna es finalista como Libro infantil-juvenil, así que corred a darle vuestros votos si ya lo habéis leído.
Y si no, no sé a qué esperáis, os va a encantar.
P.D. Muchísimas gracias a Alba G. Callejas por escribir esta maravilla, y también por invitarme a colaborar con ella. Ha sido un verdadero placer.
P.D. 2 No se si hace falta aclarar esto, pero el libro tiene representación LGBT.
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